Crecí en un ruinoso pueblo minero de la Inglaterra de los 90 pensando que muchas cosas en la vida eran una mierda. Pasé toda mi adolescencia viendo el recorrido cíclico que hacían mis vecinos, del salón de su casa al pub y de regreso, con una parada en el salón recreativo, por supuesto. Aparte de eso, casi no pasaba nada. La tasa de desempleo era alta y las ambiciones eran pocas. El embarazo era lo único que interrumpía el ciclo pero, a fin de cuentas, es otro ciclo más. Todo era aburrido, frustrante e irremediable. Pero cuando escuché por primera vez «Oh Bondage, Up Yours!» de X-Ray Spex, supe que era la explosión de energía y resentimiento que tanto había esperado. Hoy en día, «Oh Bondage, Up Yours!» se considera un hito insuperable. Es lo más cerca que vamos a estar de encapsular la esencia del punk británico. X-Ray Spex…

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